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lunes, 8 de marzo de 2010

Que buen día para ir de tortura

Si a los vegetarianos ya de por si se nos toma por locos cuando hablamos de los derechos de las vacas, los cerdos, los pollos...si hablamos del sufrimiento de los peces en la pesca entonces ya si que la gente piensa que necesitamos que nos encierren.


Llevaba tiempo con ganas de escribir un post sobre esto, porque me parece injusto, que por no ser tan monos como un gatito o un conejito se piense que tienen menos derechos, y la excusa de que los peces no sienten dolor me parece lo mas patético, la verdad. (Junto con la de que a los todos les mola ser toreados porque no les duele, enfin)

Como esta claro que no puedo escribir el post yo, porque para dar razones tengo que documentarme he buscado informacion, y he encontrado algunas páginas sobre ello.

"No es posible pensar que los peces no tienen receptores del dolor, los necesitan para poder sobrevivir" --Profesor Frank Hurd, biólogo de la Universidad de Melburne.

El dolor es algo que sentimos, y sólo podemos deducir que otros lo están sintiendo por indicaciones externas. A pesar de que los peces no griten cuando están sufriendo o angustiados, su comportamiento debería ser prueba suficiente de que sienten dolor cuando son enganchados o atrapados en una red. Luchan con todas sus fuerzas por escapar, demostrando que tienen un interés por sobrevivir.

Se ha demostrado que los peces (como otros vertebrados, incluidos los humanos) tienen un sistema altamente desarrollado que puede protegerlos de dolor severo, el cual de persistir o agravarse podría poner en peligro su vida, como ser una herida provocada por un gran predador.
Este sistema libera sustancias opióideas (encefalinas y endorfinas) una vez que el animal ha sido lastimado. La presencia de este sistema supresor del dolor, implica que en estos animales, debe haber capacidad de experimentar dolor. De otra forma, este sistema no tendría razón de ser.

Toda pesca con anzuelo causa daño tisular, en términos médicos, inflige heridas. El tejido del pez, cuando es removido fuera del agua, está sujeto a una presión diferente a la que está diseñado para estar sujeto dentro de ésta. Como consecuencia, se producen alteraciones en varios sistemas periféricos, afectando la presión del sistema linfático y sanguíneo, y la respiración. El sangrado empieza a ocurrir a partir de las agallas y, en vez de dispersarse, la sangre se coagula y reduce la superficie de respiración.

Aún mas significante son los efectos de desecación y la manipulación de la piel y las agallas. La superficie más externa del pez no consiste en escamas, como se supone. Las escamas se encuentran ubicadas en la dermis o capa media de la piel. La capa superficial es la epidermis, cubierta con mucosa. La epidermis es un tejido transparente muy delicado que, cumple un rol esencial en el control fisiológico del balance de fluidos entre el pez y su entorno. Es además, la barrera entre el pez y la amplia variedad de microorganismos patógenos que se encuentran en el agua. Al manipular al pez, ya sea reteniéndolo en una red o quitándole el anzuelo de la boca, se está dañando esta delicada capa.

Los efectos producidos por las pescas de larga duración, esto es, donde el animal termina exhausto, tampoco deben despreciarse. Cuando los peces teleosteos son severamente estresados y ejercitados hasta el agotamiento, utilizan su sistema de músculo "blanco", el cual difiere del músculo esquelético rojo de los vertebrados superiores, en que es anaeróbio. Este sistema muscular es muy eficiente a corto plazo, pero a largo plazo produce grandes cantidades de ácido láctico, manteniendo al músculo con fatiga prolongada. En el caso de que el pez sea liberado, si está completamente exhausto, será prácticamente incapaz de moverse durante varias horas después de la captura. En este tiempo, estará en peligro de ser atacado por predadores o lastimado por el ambiente.

Los peces sufren a pesar de ser luego devueltos al agua

A pesar de ser devueltos al agua, los peces que han sido capturados, son víctimas de un sufrimiento innecesario. Imagine que a usted le clavaran un anzuelo en su mano, seguramente sobreviviría, pero por cierto que preferiría no tener que pasar por esa dolorosa experiencia.

Los peces que son liberados luego de haber sido atrapados, pueden sufrir de la pérdida de su capa protectora, de un peligroso exceso de ácido láctico, problemas respiratorios, daño en sus delicadas aletas y boca, dolor, stress y hasta la muerte.

Estudios recientes llevados a cabo en peces capturados en torneos de pesca, han revelado que la mayoría no sobrevive a esta traumática experiencia.
Tanto el Departamento de Conservación de Vida Silvestre de Oklahoma, como la Universidad Tecnológica de Texas, han realizado estudios sobre la tasa de supervivencia en peces capturados en torneos de pesca (con posterior liberación) en un período de 6 días. El estudio de Oklahoma reveló que el 43 % de los peces murió luego luego de haber sido devueltos al agua. Los números que obtuvo la Universidad Tecnológica de Texas fueron aún mayores: el 62% de los peces no logró sobrevivir."


http://www.uva.org.ar/mosca.htm

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